
Ajo
Ha sido utilizado en muchas culturas para finalidades culinarias, sobretodo en la dieta mediterránea. Es una de las plantas curativas más antiguas.
Codex Ebres, un papiro médico que data del 1550 a. C. contiene 22 menciones sobre el ajo y su aplicación en el control de cardiopatía, mordeduras parásitos intestinales y tumores.
Los principales componentes activos del ajo son los aminoácidos (ácido glutamínico, arginina, ácido aspártico, leucina, lisina, valina), minerales (principalmente: manganeso, potasio, calcio y fósforo, en cantidades menores: magnesio, selenio, sodio, hierro, zinc y cobre), vitaminas (principalmente: vitamina B6, también vitamina C y, en cantidades menores: ácido fólico, pantoténico y niacina), aceite esencial con muchos componentes sulfurosos, aliína que, mediante la enzima alinasa, se convierte en alicina, ajoeno, producido por condensación de la alicina, quercetina, así como azucares (fructosa y glucosa).
En estos últimos años, diferentes estudios llevados a cabo han aportado un gran número de evidencias científicas que pueden justificar su uso como agente antihipertensivo, antifúngico, antimicrobiano, antitrombótico, hipoglicemiante y hipolipemiante.
https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-71992008000500010